ALICE IN WONDERLAND
Pero cuando el conejo se sacó un reloj de bolsillo del chaleco, lo miró y echó a correr, Alicia se levantó de un salto, porque comprendió de golpe que ella nunca había visto un conejo con chaleco, ni con reloj que sacarse de él, y, ardiendo de curiosidad, se puso a correr tras el conejo por la pradera, y llegó justo a tiempo para ver cómo se precipitaba en una madriguera que se abría al pie del seto.
Sombrerero Loco: — ¿He perdido la razón?
Alicia Kings ley: — Me temo que sí. Estás demente. Pero te diré un secreto. Las mejores personas lo están.
